viernes, 28 de noviembre de 2008

Aprendiendo del futuro


Imagina un hermoso viaje. Caminas a través del tiempo. Ahora eres la hermosa persona que has sido siempre pero los años han pasado y han ido dejando su marca en tu cara, en tu carácter, en tu manera de ser. Imagina que has ido impregnándote de todo lo bueno y lo malo que te ha ocurrido y que eso te ha ayudado a conocerte, a conocer a los demás, a comprenderte, a aceptarte y a fortalecerte. El paso del tiempo, al igual que ha producido cambios en tu aspecto, ha hecho que se produzcan grandes cambios en ti. Has ido aprendiendo como lo hace el niño que observa como al acercarse a la llama se quema; la próxima vez no tocará el fuego porque sabe que duele. A fuerza de “quemarte” has ido adquiriendo conocimiento, has ido madurando.
Ahora imagina un poco más: Tienes la oportunidad de volver atrás y utilizar todo lo que has aprendido en ese viaje a lo largo de tu futuro para ser más feliz ahora.
Ahora eres infeliz con la manera en que estás viviendo. Tiendes a preocuparte mucho por las cosas, eres muy perfeccionista y eso te hace tener problemas de ansiedad. Sufres y no puedes controlar tus nervios. Piensas que no puedes cambiar lo que eres o como reaccionas ante las cosas. Te dices a ti misma y a los demás cosas como " “Soy así, es mi carácter, no puedo cambiar”, y te prohíbes, amparada por lo que tú crees que es tu manera de ser, practicar algo nuevo, más placentero, formas más efectivas de funcionar.

Pero, estás imaginando ese viaje a tu madurez, recuerdas? Él te ha enseñado muchas cosas que puedes poner en práctica ya. Lo primero es que posees el poder de cambiar, de renacer todas las veces que quieras en esta vida. Puedes hacerlo sin dejar de ser la persona tan especial que eres. Puedes construir nuevos pensamientos para ser más feliz y disfrutar de todo.
Tú no eres una persona nerviosa, no es cierto que forme parte de tu ser. Tampoco hay nada que te obligue a ser la persona perfecta que crees que todos esperan que seas. Eres única. Eres perfecta ya, con tus errores y equivocaciones. Porque puedes y debes equivocarte para crecer y madurar. Eres tan joven y la vida te está esperando.
Tu viaje imaginario te ha enseñado que ganas mucho no siendo tan crítica contigo misma. Puedes aprender formas de tranquilizarte cuando estás ansiosa como por ejemplo practicar ejercicios de respiración. También te ayudará mucho dormir lo suficiente, hacer algo de ejercicio físico como caminar o nadar. Comer de forma saludable también es importante. Con todos estos “trucos” ayudarás a tu mente a rendir al máximo.
Todo aprendizaje requiere tiempo y práctica, y aprender a superar la ansiedad no es diferente. Aunque no es algo que vaya a desaparecer de la noche a la mañana lograrás liberarte de ella.
Sé que no puedes realizar ese viaje hacia tu madurez. Pero existen personas cerca de ti a los que el tiempo les ha dado la oportunidad de aprender y desean ayudarte con su experiencia. Aprender de nuestro futuro reflejado en el presente de los demás es bueno ya que te ahorras “quemaduras” y aunque cada persona tenemos que realizar nuestro camino solos, el camino andado de las personas que nos quieren puede iluminar esos momentos de oscuridad del nuestro, si se lo permitimos..

Disfruta mucho de todo. Y no permitas que aniden los pensamientos negativos en ti. Déjales ir, como globos que ascienden hasta perderles de vista. Todo te va a ir bien
Un proverbio tibetano dice “Deseo que seas quien realmente eres”. Así iluminarás al mundo con tu luz. Y… deja a las estatuas que sean perfectas, obras de arte admiradas por todos pero frías, sin vida y sin alma.
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lunes, 24 de noviembre de 2008

Eras tú, Eres tú


Si compartes tu felicidad aumentará.Hoy comparto con vosotros uno de mis "tesoros", encontró mi alma el modo de traerlo hasta el papel y ahora "lo subo" aquí y lo lanzo al viento con la seguridad de que llegará a cada uno, en él va parte de vosotros mismos.

Con toda humildad y amor.
Libertad.

Eras tú

“Cuando el amor os llegue, seguidlo.
Aunque sus senderos sean arduos y penosos.
Y cuando os envuelva bajo sus alas, entregaos a él.
Aunque la espada escondida entre sus plumas os hiera.
Y cuando os hable creed en él.”
G. Jalil Gibrán.


Existe un mito, tan antiguo como el hombre, que relata como fue creado con dos cabezas, una delante y otra detrás, cuatro piernas para ser veloz, cuatro manos y…lo más importante, dos sexos, por lo que no necesitaba de nadie para procrear. Zeus, el Dios de todos los Dioses, dándose cuenta de lo poderoso que era el hombre y, temiendo lo fuera más que él mismo, lo partió en dos y de ahí salieron el hombre y la mujer.
Desde aquel instante hombres y mujeres deambulan por el mundo en busca de su otra mitad.

Recuerdo que la primera vez que leí la leyenda albergaba muchas ilusiones sobre mi alma gemela. Es el mensaje que llega a cada persona lo que importa y, para una soñadora como yo, la idea de deambular por el mundo en busca de mi otra cabeza, me llevaba a imaginar en un futuro no muy lejano… una hermosa playa, una tarde de primavera, con el cielo tímidamente azul, solitaria, y yo paseando junto a la orilla. Un hombre se aproxima. Solo el se encuentra en la larga playa. Nos miramos, mi corazón y mi alma ven entonces la parte que les fue amputada, y en ese instante sentimos que ya nos hemos encontrado, nos damos la mano y nos vamos caminando juntos, con la convicción de que permaneceremos así para siempre.
Como en los cuentos en los que el príncipe azul llega montado en un caballo blanco, con su espada alzada al viento, llegaría mi amado para rescatarme y llevarme a su reino para ser eternamente felices.

Quién no ha fantaseado en la cálida adolescencia cuando la niñez aun no ha dado paso a la madurez terrible que mata los sueños, con algo parecido a lo que leímos en los cuentos.
La realidad se presenta muy distinta. Las parejas se enamoran, se declaran amor eterno y esa “eternidad” dura cada vez menos. – “Me equivoqué, pensamos entonces. –Pero, la próxima vez encontraré al hombre de mi vida y entonces se hará realidad mi sueño”. Y seguimos buscando nuestra otra mitad, la otra cabeza que a su vez desespera por encontrar la nuestra. Solo la ficción une para siempre al hombre y la mujer perfectos..

Yo vivía en esa edad, en ese momento de la vida en que todo es posible, creía en el amor que describen los poetas cuando el desamor aún no ha llamado a su puerta. Mi hombre perfecto estaba en algún lugar y solo debía esperar.

En las palabras, en los rostros, en las miradas de los hombres que se acercaban no encontraba aquel que aparecía en mi sueño. Exigía fuera como mi corazón lo soñaba y, claro, el príncipe no llegaba.

Tú allí estabas, siempre habías estado allí. Sin reino, ni caballo, ni espada para defenderme. No, no eras el que yo esperaba. Eras mi amigo y como amigo te amaba.
Un día te acercaste a mí y me diste un beso en la mejilla. ¿Recuerdas? Un beso de amigo, fraterno, como una caricia del viento. Mi corazón se estremeció. ¿Qué pasa, me pregunté entones?
_-“Nada, sentenció mi mente, ávida de razón
-Es otro más que solo ve en ti el cascarón que te cubre-.¡ Recházalo!.
Sin embargo, mi corazón, ajeno a las reflexiones del cerebro, fue hacia ti y mis piernas, contagiadas de su locura, le siguieron. Mi alma había encontrado casa. Tú ya la cobijabas. El amor hacia ti me invadía, eras el alimento que mi espíritu necesitaba. Y sin ser consciente de lo que ocurría, sin saberlo siquiera, ya te pertenecía, algo en mí sabía que eras tú aquel que me esperaba en la playa, solo que, como algunos príncipes de los cuentos, llegaste disfrazado de tal modo que solo tu enamorada descubriría quien eras en realidad.

Me has preguntado alguna vez por qué te elegí. No lo hice. El amor llegó, y yo no hice más que seguirle.
Pasábamos largas horas hablando y largos periodos de silencio uno al lado del otro. Nos bastaba mirarnos para sentirnos felices. ¿Recuerdas? Así, cogidos de la mano comenzamos a caminar juntos…

Hasta aquí la historia es como la de tantas otras parejas de enamorados para las que no existe nada ni nadie más que su amor.

Como ocurre en la naturaleza y en la propia vida, la dulce primavera y el apasionado verano dieron paso a un otoño triste y melancólico en nuestro amor.

El camino que iniciamos juntos, y que juntos recorremos, atravesó terrenos sin allanar, túneles oscuros y largos momentos de espesa niebla, tramos angostos que, aunque no nos impidieron seguir caminando, hacían difícil la marcha. Alternamos kilómetros de nubes con lluvias intensas que al amainar dejaban paso a recorridos verdaderamente apacibles, con días soleados en los que “caminar” juntos constituía todo un placer. Como les pasa a tantas parejas…
El trabajo, las preocupaciones, la prisa, la falta de tiempo para estar juntos y el paso del mismo hizo estrecho el sendero, tanto, que continuar caminando parecía imposible pero seguimos avanzando. Con los problemas llegaron las dudas y aquel amor tan grande pareció reducirse.
El ser que en tu interior habitaba, por el que mi corazón se volvió loco…no estaba.
Sin embargo en todo ese tiempo hubo algo que no cambió. Cada mañana, desde el primer día, todos los días, antes de irte te acercabas a nuestra cama y me dabas un beso, lleno de ternura y cariño. Presentía que eso salvaría el amor que dormitaba, como hibernan los osos-aletargados- sin apenas respirar pero vivos, esperando el calor de la primavera para despertar. Solo debía esperar a que nuestra primavera otra vez llegara. Supongo que eso también les ocurre a muchas parejas. Esperan que su amor pueda con las crisis y se agarran con fuerza a un detalle, a una mirada, a cualquier cosa que les haga pensar que se equivocan, que su amor está solo escondido, que el invierno pasará pronto.

La casualidad hizo que fuera al final de un invierno, a punto de llegar la primavera cuando sucedió. Las primeras hojas comenzaban a salir en los árboles tempranos, brotaban las primeras flores, el sol comenzaba tímidamente a calentar. Marzo terminó deprisa y se llevó-junto a dos días de mis recuerdos- mi alegría.
Aquel terrible accidente cambió mi vida para siempre. Quise despertar del sueño pero no existía sueño del que despertar.

Dejé de caminar y, quien podría imaginarlo, mis otras dos piernas comenzaron a hacerlo por mí, no podía pensar ni tomar decisiones pero mi otra cabeza pensaba y decidía por mí, dejé de hablar y mi otra boca se expresaba por mí. Quise dejar de luchar, era demasiado duro para mí, pero tú luchaste por mí. Me aferré a la vida porque tú respiraste por mí, comiste por mí y velaste mi sueño .Mi dolor era el tuyo, mi sufrimiento pesaba menos contigo, eras parte de mi yo.

Aprendimos de nuevo a caminar, seguros, sin miedo, apoyados el uno en el otro. Nuestro amor se ha hecho grande, adulto y maduro.

He descubierto en ti un hombre maravilloso. Eso es lo que mi alma buscaba.
Ahora sé que fue bonito aquel tiempo de enamorados pero el amor que tenemos ahora es el auténtico. Al haber permanecido unidos en el sufrimiento, al haber sacrificado algunos sueños propios para realizar conjuntamente los nuestros, al haber creído en nosotros, en nuestra vida en común, hemos alcanzado el amor verdadero


Buscamos fuera lo que siempre ha estado junto a nosotros. No existe el hombre ni la mujer perfecta, es el compromiso de vivir hombre y mujer unidos en el maravilloso camino de la vida y el amor incondicional lo que hace que todas las piezas encajen.

¡Eras tú!, ¡eres tú! Tardó mi mente en saber lo que el corazón supo siempre.

Nuestro amor ha ido moldeándose hasta llegar a ser nuestra obra de arte. Tan grande que ahora sé que perdurará más allá de nosotros.

Como dice Gibrán “Cuando el amor os llegue seguidlo…, y cuando se esconda o se pierda buscadlo de nuevo, muchas veces continúa a nuestro lado. “ Creed en el”.





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miércoles, 19 de noviembre de 2008

Todos formamos parte de la orquesta

Pulsa play para disfrutar de la melodía...

Nos creemos separados. Nuestros corazones, a fuerza de palpitar día tras día, cada uno a su propio son, llevan distinto compás. Y, si bien por separado suenan discordantes, unidos forman una bella melodía. Es eso lo que nos separa. Si nos quedásemos a esperar al que perdió el compás, si agilizásemos el paso, solo lo indispensable, para llegar al que se adelantó demasiado. ¡Qué impresionante melodía! Que maravillosa música dispar.

Todos formamos parte de la orquesta y es la unión de cada instrumento lo que forma la obra de extraordinaria belleza. No podemos pedir al violín que toque como el piano ya que dejaría de emitir el inconfundible sonido propio. En esta gran orquesta hay tantos instrumentos como corazones latiendo. Está bien ser violín y tener amigos violines. Pero, por qué no relacionarnos con tubas, platillos ó trompetas. El soberbio piano, si va acompañado por otro instrumento, gana en belleza.
Nadie toca mejor en esta orquesta de corazones latiendo. En ocasiones es el pequeño triángulo el único que puede dar la señal para seguir el concierto.
¿Quién puede decir que el “latir de otro corazón” no es el bueno?. Nos empeñamos en arrinconar a los que no llevan el desenfrenado compás de estos tiempos y, como si de relojes estropeados se tratara, les apartamos de “nuestra” sociedad. Pero, como relataba Panini en su cuento, esos relojes, al menos dos veces al día, están en hora, son perfectos y aunque el resto del día para algunos, permanezcan rotos, en esos dos momentos del día conectan con el resto, pueden sintonizar, y debemos estar atentos para escuchar su latir.
¡Qué felicidad siente el afligido!, el fuera de onda, al notar que le escuchan, que es importante para alguien al menos…dos veces al día.
La música no necesita palabras para comunicar. Cada uno de nosotros vibra haciendo sonar su música. Oigo la música que me llega desde cada corazón, desde cada instrumento. Y ansío escuchar la que no puedo o no quieres que oiga porque sé que también está ahí. Que todas las almas desnudas son seres vibrantes y bondadosos sólo que algunos han grabado durante demasiado tiempo sentimientos como el orgullo, el odio o el desprecio en su mente y han llenado su “caja de resonancia” de todo eso hasta tal punto que no son capaces de emitir música
.

Cierra los ojos y verás, conecta con tu esencia y oirás

martes, 18 de noviembre de 2008

En el silencio



"En el silencio de tu alma se esconden los más bellos secretos de tu corazón.
El silencio no es la ausencia de sonidos, es un estado tranquilo en el que puedes oír lo que se mueve en tu interior con mayor claridad
En silencio se descubren maravillosas conversaciones que la palabra sería incapaz de pronunciar.
En el trabajo callado y tranquilo los dones de las personas se hacen visibles.
La palabra, cuando es clara y sincera, nos acerca a los demás, nos ayuda a darnos a conocer, nos muestra lo que los demás piensan y viven… el silencio es el mayor grado de comunicación que podemos conseguir con un ser humano.
Ábreme el cofre sagrado de tu silencio, comparte conmigo desde lo que eres, desde lo que vives, desde lo que lloras y desde donde te alegras…
sin palabras.
Entraré de puntillas, sin hacer ruido, para no romper la hermosura que me ofreces a través de tu silencio...
El silencio es el mayor grado de comunicación."

Qué alegría escuchar vuestros silencios al acercarme a visitaros en vuestra casa de Internet. Agradezco también que escucheis mi silencio, solo así nos llegará a ambos nuestro sentir.

Preciosa versión de Somewhere over de Rainbow(Israel Kamakawiwo )

jueves, 13 de noviembre de 2008

Mis disculpas


Mis queridos amig@s. AL entrar en mi blog aparece un banner a la izquierda. Nosé cómo ha llegado y soy incapaz por el momento de quitarlo. Al iniciar el blog mi ilusión era que éste lugar de encuentro con vosotros fuese un sitio agradable y en armonía. Hoy descubro que no es así. Estoy haciendo lo posible porque desaparezca esa publicidad. Al compartir mi sentir con vosotros, al confiaros lo que mi alma refleja, encuentro en vosotros más armonía y cariño del que os entrego, así que no podía dejar de pediros disculpas hoy.
También agradezco vuestra paciencia y atenciones conmigo en estos días pasados.
Con todo mi cariño y amor.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La vida nos aguarda


Hace un tiempo, estando grave y teniendo que pasar por una intervención quirúrgica complicada, escribí una carta a mi hijo con la intención de transmitirle lo que entendía podía hacerle más llevadero su dolor si llegara a morir en la operación y para abrirle las puertas al bello futuro que le aguardaba. Desperté. Esos años duros pasaron. Ahora soy una persona feliz, mi familia está bien, encaro con optimismo el presente y el futuro y me acompañan siempre unas ganas tremendas de vivir y de compartir mi vida con los demás.
Antes de romper aquella carta decidí enseñársela a un amigo. Él me abrió los ojos al decirme: ¡pero, no puedes romper algo tan bello! Esta carta tenía solo de tristeza la realidad de tu muerte. El resto es un canto a la vida y, teniendo en cuenta, que sigues aquí, solo puede transmitir ahora lo mejor: esa fuerza que tiene la vida, y el conocimiento de que, a pesar de lo que nos ocurra nos tenemos a nosotros mismos y la vida merece siempre ser vivida, junto a la certeza de que cuando no estemos viviremos siempre en el corazón de los que nos aman. Creo que tiene razón y con ese objetivo la comparto también con vosotros.


Cuando ya no esté


Aunque ya no me veas, estoy contigo. Pronto te sentirás más fuerte porque a tu fuerza se añadió la mía, reirás más porque estaré riendo a tu lado y cuando llores te ayudaré a llorar. También se puede llorar, no es malo llorar. Para eso tenemos las lágrimas: Nos ayudan a limpiar el dolor de dentro para poder seguir viviendo con la alegría que está esperando salir de nuevo.
Sabes cuánto me habría gustado seguir compartiendo contigo nuestros paseos en Bici, nuestros largos abrazos, las meriendas y nuestras largas conversaciones. Nuestros cotidianos “Te quiero” que ambos nos regalábamos.
Hay cosas tan naturales como ésta, que por más que uno no quiera que sucedan, pasan porque han de hacerlo.
No es culpa mía pero, sobre todo, no es culpa tuya. Ten presente esa certeza durante toda la larga vida que te está esperando para vivirla plenamente.
Ya no estoy de la misma manera. Ahora no existo pero soy, siempre seré. Estoy en el lugar del que te hablan tus sueños. Mi energía, mi amor, te llegan en cada susurro del viento, en cada resplandor del sol, en cada gota de lluvia fina que te acaricia. Ahora estoy unida a todas esas fuerzas de la naturaleza tan bella que te rodea. ¡Siente como te ama, te estoy amando yo!
Eres muy grande. Casi no cabes en tu pequeño cuerpo. Los niños lleváis ese poder con vosotros. Tú estás en el mundo como regalo para los demás. Te darás cuenta de quién eres, no tengas prisa. Disfruta del caminar que es la vida. Ese es el mejor regalo, LA VIDA.
Pronto te darás cuenta de lo fácil que es ser feliz, como lo has sido hasta ahora conmigo. Y compartirás esa felicidad nuestra con los demás.
Has sido un gran maestro para mí en el difícil arte de estar aquí. Me has enseñado que vivir es gastar justo el instante que tenemos, consumirlo del todo. Tú sabes vivir el presente. No permitas que el tiempo haga que lo olvides.
No dejes que nadie te diga como debes ser, qué debes hacer. Ya lo descubrirás tú mismo; no me debes nada, ni a mí ni a nadie.
Eres perfecto como eres; con todas tus imperfecciones. Que nadie intente convencerte de que debes ser mejor a costa de sacrificarte y sufrir para ser “bueno”. ¡Ya lo eres!.
He tenido mucha suerte al haberte conocido. Nadie ni nada, ni siquiera esto, nos va quitar todo lo vivido juntos porque eso te va a acompañar siempre y nadie ni nada destruirá la felicidad vivida y la que te está esperando. Te queda mucho por vivir, muchas personas por conocer que, a su vez, esperan conocerte.
Disfruta de tu fuerza y de tu debilidad. Vas a necesitar las dos. Abraza tu valentía y también tus miedos. Aprenderás de los dos. Diviértete, ríe mucho, sigue leyendo para descubrir lo que los libros esconden, en fin, sigue haciendo lo que haces ahora…siempre.
No necesitas ya de mí porque estoy en ti. Puedes extrañarme un tiempo pero poco, ¿vale? Enseguida te darás cuenta que sigo contigo y descubrirás muy pronto que tienes lo más importante, te tienes A TI MISMO. Y dentro de ti lo encontrarás todo. Tú puedes, tú sabes.
Estaremos siempre juntos. El amor incondicional, el amor en mayúsculas, es eterno y no puede ser destruido.
Hasta siempre cariño mío.



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viernes, 7 de noviembre de 2008

Otra oportunidad


En Italia, cerca de la frontera con Suiza, dicen que existe una pequeña población llamada Orasso, desde la que, durante gran parte del invierno pueden observarse diariamente dos amaneces y dos ocasos. Es un fenómeno visual provocado por una montaña vecina de 2000 metros, el monte Riga que se muestra con elevaciones separadas por grandes depresiones. Cuentan los lugareños que cuando el Sol aparece por vez primera, lo hace sobre uno de los valles, y hacia el mediodía desaparece tras uno de los picos, causando el primer ocaso que obliga a encender las luces en Orasso. El Sol reaparece al llegar a la segunda hondonada, dejando pasar de nuevo la luz natural y provocando un nuevo amanecer hasta que al caer la tarde desaparece por el resto de la noche, detrás de la segunda colina. A veces, cuando algún aspecto de la vida se vuelve a iluminar a mi alrededor, o cuando de nuevo parece que todo se ensombrece, pienso en el paisaje de Orasso, ... Creo que existen las segundas oportunidades, solo que hay que estar en el lugar adecuado para descubrirlas, esperando que sucedan.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Es en el vacío


Se me oxidan “las herramientas” necesarias para expresarme. Ignoro como transmitir lo que deseo cuando mi mente no parece dispuesta a ayudarme.
Quizás me equivoque y, en mi afán por luchar contra el olvido, no me percate de que sea eso justo lo que necesito para “vaciar” mi mente y alcanzar lo que solo se encuentra en el espacio hueco.
Hace tan solo unos días escuchaba, absorta, la melodía de un músico callejero, que conseguía sacar al exterior un sinfín de notas de un artilugio, cuyo nombre en mi ignorancia desconozco, compuesto de trozos de bambú de diferentes medidas, anudados entre sí. La música lograba salir ya que el bambú actuaba como medio al dejar pasar el aire por sus entrañas huecas. La armonía llegaba de manos del artista. El bambú solo servía de camino al aire. Era el vacío lo que le hacía ser útil.
Quizás sea mi vacío lo que sirva de instrumento a los demás. Y la utilidad, que no acierto a ver en mí, sea sencillamente actuar de canal para llevar todo lo que me viene a raudales.
Nos es imposible verter más agua en una taza ya llena. No podemos irradiar amor estando llenos de ego. Sólo hay una ruta para llenarnos y es vaciarnos primero. Ese “aire”, ese “agua” que nos llega no debemos atesorarla, solo dejarla fluir a través de nosotros.
Ojalá pueda ser bambú y sirva a los demás regalándoles el amor y la ternura que corre a través de mi interior vacío
.
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A ti.


A ti, que me escuchas en silencio, como hacen los que se alimentan, que no pueden hablar y comer a la vez. A ti que dedicas tu tiempo para recibir mis palabras y nutrirte con lo que ellas te llevan, con el regalo que te entrego en cada línea, sabiendo que te acompañará en tu andar por esta tierra que compartimos, que está llena de mensajes al pie de cada sendero para guiarnos, o hacernos intuir la dirección por la que seguir. A ti, que llegas a mi puerta cansad@, te quedas un ratito, y consigues recuperar fuerzas para continuar un poquito mejor tu camino.
A ti quiero agradecerte tu presencia y decirte que también alimentas mi alma. Porque al recibir mi presente, al digerir mis palabras, dejas al pie de mi vereda tu mensaje que me susurra: -He venido, he entrado a compartir mi silencio contigo, me ha llegado tu esencia, escondida entre las palabras, junto a la música, junto a las imágenes…Recibí tu regalo, quiero compensarte dejando parte de mí con una palabra, o con una sonrisa que seguro alcanzaras a ver, o un sentimiento bonito que te llevará el viento.
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